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jueves, 1 de julio de 2010

Procurador inaugura cuatro fiscalías dentro del nuevo modelo de gestión en Montecristi, Santiago Rodríguez, Mao y Esperanza

El procurador general, Radhamés Jiménez Peña, inauguró este jueves cuatro fiscalías que fueron incorporadas al nuevo modelo de gestión en las localidades de Montecristi, Santiago Rodríguez, Mao y Esperanza.

Jiménez Peña destacó que más del 85% de todas las fiscalías del país operan dentro del nuevo modelo de gestión, lo cual, expresó ha contribuido a que la Procuraduría se haya mantenido por tres años consecutivos como la institución más transparente del Estado.

Las nuevas instalaciones de Santiago Rodríguez disponen de cinco oficinas, con sus respectivas salas de espera, dotadas de aire acondicionado, computadoras y otros equipos modernos.  

Las demás fiscalías fueron acondicionadas y equipadas por la Procuraduría General de la República para  garantizar un nuevo sistema de trabajo que incluya la conciliación de los procesos que así lo ameriten,  y asegure que los demás asuntos judiciales que se investigan sean procesados en el tiempo justo.  

A esas dependencias incorporadas al nuevo sistema, se suman las de Samaná, Baní, La Vega, La Romana, Elías Piña, San Juan de la Maguana, Dajabón, Azua, San Pedro de Macorís, Puerto Plata, Bonao, entre otras.

Fiscales deben luchar contra el narco

Al inaugurar las nuevas fiscalías, el procurador general dijo que todos los fiscales del país tienen instrucciones de luchar de manera inquebrantable en contra del narcotráfico y el crimen organizado, aplicando la ley sin ningún tipo de contemplaciones.

Aseguró que “el combate del narcotráfico es un compromiso que tienen con la sociedad”, tras advertir que la droga, que tiene un impacto nefasto en el crimen y la delincuencia,  convierte  a las personas en una especie de bagazo y escoria, que los induce a participar en actividades criminales”.

Igualmente, dijo que siempre ha instruido a los fiscales a actuar con mucha ponderación, transparencia, prudencia e imparcialidad, y a olvidarse de la pasión y el favoritismo para que no se empañe el servicio.