Por Alberto Caminero
Las diferencias políticas entre el doctor José Francisco Peña Gómez y el ex presidente Juan Bosch se avizoraron tan temprano como el 1963, durante y poco después del Golpe de Estado.
Poco después del golpe el derrocado líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) envió un comunicado desde el exilio en el que ordenaba cesar las actividades al partido por entender que no estaba preparado para luchar en medio del terror, las balas y las bombas.
Esa orden de Bosch, presidente del PRD, fue rechazada por el doctor Peña Gómez que en su calidad de secretario general bajó la línea de ofensiva contra los golpistas, reclamando el retorno a la constitucionalidad sin elecciones y el restablecimiento de Bosch en la Presidencia de la República.
Este jueves 25 de septiembre se cumplieron 45 años del derrocamiento del presidente Juan Bosch y el gobierno democrático del PRD, siete meses después de ascender al poder, abriendo un espacio de lucha entre constitucionalistas y golpistas que motivó varios intentos de contragolpes y culminó con la guerra civil del 24 de abril 1965 y la posterior intervención de 42 mil marines de los Estados Unidos, cuatro días después.
Esas nacientes diferencias políticas y estratégicas del maestro Bosch y su discípulo Peña Gómez con el tiempo degeneraron en una ruptura personal en el 1973, la que fue irreconciliable hasta la muerte.
El libro lV, volúmen 6 de la colección “Construcción de la Democracia”, memorias escritas del doctor Peña Gómez publicadas en 1986, también hace referencia a hechos históricos de 1963 y las luchas por el retorno a la constitucionalidad.
Uno de esos capítulos revelados por Peña Gómez dice que “dentro del PRD, y debido a la desconfianza que inspiraba el profesor Bosch a su ala moderada, se fue desarrollando un movimiento contrario a su retorno al poder y que hubiera admitido unas elecciones libres en el caso de que el Triunvirato las hubiera celebrado”.
“Ya para esa época había sido desmantelado el movimiento que propugnaba por el retorno a la constitucionalidad con el doctor Juan Casasnovas Garrido, quien fue arrestado y deportado”, relató Peña Gómez en su libro escrito en el 1986.
La conspiración en que se apoyaba aquel movimiento fue descubierta y, a consecuencia de ello, fueron apresados el doctor Vincho Castillo, el general Santiago Rodríguez Echavarría y destituido el coronel Simó Cano, de Santiago, narra Peña Gómez.
En relación a los episodios del Golpe de Estado del 1963, Peña Gómez expresa que, “el mismo día nos pusimos al frente del partido y en hojas mimeografiadas distribuimos la primera declaración contra los golpistas, un comunicado al pueblo señalando que “en el día de hoy ha sido ofendida la dignidad y la libertad de nuestro país. Los tutumpotes, en descarada alianza con reaccionarios trujillistas y políticos corrompidos y ambiciosos, han derrocado al Gobierno Constituciónal de la República” y llamó a realizar la tarea magna de rescatar las instituciones democráticas derrivadas salvajemente por los autores del madrugonazo del 25 de septiembre.
Dice que para concretar la oposición contra el golpe, como secretario general del PRD, impartió instrucciones para que se construyera una emisora clandestina, que fue instalada por el técnico del partido de esa época, Bienvenido Arias Sandoval, en cooperación con César Roque, financiada por José Brea Peña, secretario de finanzas del PRD.
Citó a Rafael Gamundi Cordero, Napoelón Núñez, Nazim Hued, Casimiro Castro, Ramón Ledesma Pérez, Rafael Molina Lluberes, Manuel Fernández Mármol y Juan Casasnovas Garrido, parte de los que colaboraron con esa emisora en la clandestinidad y en las luchas posteriores por el retorno de la constitucionalidad.
El libro revela que la emisora operó bajo el nombre de Radio Constitución por donde se lanzó, por primera vez, la consigna de retorno a la constitucionalidad sin elecciones y se afirmó la voluntad del partido de luchar hasta el fin para restaurar la perdida vigencia de la constitucionalidad.
“Afortunadamente, hemos conservado la grabación de la primera emisión de Radio Constitución y en ella se oyen las voces de César Roque, de Rafa Gamundi, y la mía, y los primeros llamamientos que hicimos al pueblo demandando la vuelta a la constitucionalidad”, dice.
Peña Gómez dejó escrito en sus memorias que la transmisión de Radio Constitución se hizo en la clandestinidad antes de cumplirse el primer mes del Golpe, porque los locales del PRD estaban ocupados y las cárceles repletas de prisioneros políticos.
También hizo referencia del programa Combate, que se difundía en la emisora Radio Comercial y Radio Cristal, junto a Eugenio Contín.
Hizo referencia que por su cuenta inició, junto al doctor Rafael Molina Ureña, que tenía el mandato de Bosch para esa tarea, una labor de penetración en los cuarteles, no solo con los militares constitucionalistas, sino también a los balagueristas, con quienes planearon el derrocamiento del Triunvirato.
Otra estrategia planteada por Peña Gómez en su libro fue la que para sacar al PRD de la clandestinidad en esa época, como secretario general concibió una maniobra consistente en la presentación de su renuncia y la de los demás dirigentes jóvenes del ala radical del partido perseguida, para colocar en su lugar a respetados líderes del sector moderado, encabezado por Máximo Ares García, presidente, y Virgilio Mainardi Reyna, secretario general.
Dice que esa reorganización se cumplió sin que la dirigencia del exilio fuera consultada y se hizo con la finalidad de que el Triunvirato devolviera los locales al PRD y suspendiera la persecución contra la dirigencia en el país.
Los datos están contenidos en el capítulo “Rememoración de la Gesta de Abril de 1965”, abarcando las páginas de la 242 hasta la 254, y en la que el autor concluye con la reflexión:
“Sirva la rememoración del 24 y el 28 de abril de lección a los que piensan todavía que el 25 de septiembre puede repetirse o que la voluntad popular puede desconocerse impunemente.
“Si tal sucediera, Francis Caamaño, Fernández Dominguez, Lora Fernández y Juan Román Díaz se levantarían de sus tumbas y conducirían otra vez a este pueblo a la guerra santa para escarmentar de nuevo a los turbadores de la paz con sus espadas vengadoras”, finaliza el capítulo, escrito el 28 de abril del 1982.
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