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sábado, 27 de septiembre de 2008

Militares desalojan 60 familias habían ocupados edificios del BNV

Unas 60 familias que el pasado miércoles ocuparon un edificio en Los Guarícanos propiedad del Banco Nacional de la Vivienda (BNV) fueron desalojadas por un contingente policial que hasta los calderos con la comida que algunas mujeres habían cocinado lo lanzaron por las ventanas.
Al lugar se presentó un contingente militar dirigidos por un oficial de la Marina de Guerra, de apellido De la Cruz Gil, quienes tiraron por las ventanas camas, colchones, estufas, muebles abanicos y otros enseres del hogar que los ocupantes del edificio habían llevado.
Durante el desalojo un niño de siete años se lanzó de la segunda planta del edificio y cayó en un matorral y sólo sufrió golpes y laceraciones diversas que no pusieron en peligro su vida.
William Martínez, presidente de la Junta de Vecinos Hato Nueva Isabela dijo que los militares golpearon a numerosas personas y tiraron desde el edificio hasta las ollas y calderos con la comida que algunas mujeres habían preparado.
“Lo que yo lamento es que en vez de ayudar a las familias a buscar una solución al problema, se nos envíe al lugar a un grupo de militares armados a golpear a mujeres, niños y ancianos”, expresó Martínez.
Las familias ocuparon el edificio en construcción propiedad del BNV, luego de que sus casas se inundaran por las lluvias causadas en los últimos días a causa de un disturbio tropical.
Durante un recorrido realizado por este redactor en dos casas en construcción propiedad de particulares y donde se encuentran alojadas familias, el dirigente comunitario mostró algunas de las camas, sillas y estufas lanzadas desde los pisos superiores del inmueble.
“No se trataba de una invasión, sino de una ocupación momentánea en lo que el síndico de Villa Mella, Félix Jiménez, nos acondiciona la cañada”, apuntó por su parte Francisco Mateo, secretario de la Junta de Vecinos.
“Lo que queremos es que nos ayuden a resolver esta situación que afecta a nuestras familias que no pueden seguir viviendo como hasta ahora”, señaló.
Explicó que muchos de los niños que estaban en el edificio padecen distintos tipos de enfermedades a causa de la insalubridad y las malas condiciones en que viven en el sector Los Macos.
Manifestó que los moradores del lugar son personas humildes, muchas de ellas de comunidades del interior, que no tienen a dónde ir. “ Nadie quiere vivir en medio de la contaminación, las heces fecales, la basura y otras inmundicias”, añadió.
En tanto que el chofer Raúl Martínes Maldonado relató que iba camino a los comedores económicos a buscar comida para varias familias, pero que fueron interceptado por los militares y tuvieron que devolverse.
Manifestó que las familias perdieron hasta los útiles escolares de sus hijos, por lo cual decidieron ocupar el edificio abandonado que está a medio construir, de donde fueron sacado a la fuerza.
Sostuvo que entre las personas refugiadas hay algunas con serios problemas de salud como la señora Amparo Confesora Pérez, de 61 años, quien permanece en silla de rueda debido a un impedimento físico.
Temen que sus hijos se enfermen de dengue y otras enfermedades por la constante inundación de la cañada Los Macos.