El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, restó hoy calidad moral a los políticos de los partidos para censurar las declaraciones del Papa, por considerar que todos han “cojeado” en los gobiernos que les ha tocado dirigir.
Al responder preguntas de los periodistas en la sede de la Pastoral Juvenil luego de anunciar las actividades de esa entidad católica con motivo de la Semana Santa, el Cardenal reaccionó con enojo y descalificó a los sectores políticos que han cuestionado las peticiones hechas por el Papa Benedicto XVI al Gobierno dominicano, de que enfrente con transparencia la corrupción, la pobreza y el narcotráfico, entre otros males que afectan al país.
A quienes les parecieron extrañas esas peticiones, les recordó el Papa que sólo tomó las expresiones de los obispos dominicanos sobre esos temas.
Consideró que esas declaraciones pudo haberlas pronunciado cualquier Papa al momento de recibir las credenciales de un embajador de cualquier país, al que le haría referencias sobre las posiciones de los obispos en torno a los problemas de esa nación.
Descartó que el Papa haya sido poco diplomático al hacer sus pronunciamientos al momento de recibir las credenciales del embajador dominicano ante el Vaticano, Víctor Grimaldi, y se preguntó “¿qué tiene eso de extraño?”. Recordó que el Papa es un pastor universal.
Se preguntó asimismo quiénes tienen más autoridad para hablar de República Dominicana que los obispos, la Conferencia Episcopal. Afirmó que resulta curioso que cierto sector dominicano, específicamente político, sea tan susceptible ante las expresiones del Papa.
“Yo creo que aquí hay muy poca gente en el campo político que tenga autoridad para hablar. Tienen muy poca autoridad para eso los que han pasado por los gobiernos, éste y los demás, porque todos han tenido alguna cojera de algún pie”, enfatizó.
Sostuvo que por esa razón entendía que no convenía “mover mucho esa coctelera, porque puede embarrar a mucha gente”.
Respecto a la Semana Santa exhortó a la población a reflexionar y a asistir a las festividades religiosas programadas por la Iglesia Católica en sus templos.