La hija más pequeña del occiso, al llegar al cementerio Cristo Redentor gritaba desesperada “papi, papi” como queriendo levantar del féretro a su padre, cuyo cadáver no había visto.
Sandra, su tía, detuvo por un momento la sepultura al recordar una petición de la esposa de González, Madelin Bernard, quien resultó herida en el atentado, de que fuera enterrado con un crucifijo bendecido por el Papa.
Al levantar la tapa del ataúd, la pequeña niña de González gritó de pavor al ver las condiciones en que había quedado el rostro de su padre, tras recibir 16 impactos de balas en todo el cuerpo.
Sus familiares de inmediato la abrazaron y se escuchó la voz de alguien que le decía que lo recordara como en la foto. La pequeña no dejaba de expresarle a su padre lo mucho que lo amaba y los presentes le manifestaban con el rostro lleno de lágrimas el dolor por la partida del ex oficial.
Al sepelio asistieron además de los parientes y amigos, agentes de la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI) y personas que siguieron el cortejo fúnebre desde la salida de la funeraria Blandino de la avenida Abraham Linconl a bordo de motocicletas.
En el cementerio, luego de la sepultura, se observó la presencia de un hombre y una mujer en una motocicleta Yamaha (DT) con una cámara fotográfica y una de video, que salieron y entraron de prisa.
El cadáver del ex oficial fue exhibido en la capilla “E” de la funeraria Blandino, desde las 3:00 de la tarde de ayer. La familia impidió el paso de cámaras al lugar, incluso el día de hoy, por seguridad de las niñas hijas del fenecido.