Sara Tolentino, Marikin Bunell y Rachel Breman.
República Dominicana posee uno de los más altos índices de nacimientos por operación cesárea del mundo, sobrepasando con un 44.3 por ciento a países como México, Argentina, Brasil y Colombia, y colocándose apenas por debajo de Puerto Rico, que tiene la mayor tasa del procedimiento, con un 49 por ciento anual.
El aumento indiscriminado y “vergonzoso” de dicha invervención quirúrgica, que aumenta la morbimortalidad materna y neonatal, fue analizado en profundidad por la Mesa Técnica sobre Cesárea en República Dominicana, organizada recientemente por Infante Sano y compuesta por 41 profesionales nacionales e internacionales.
Reducir en lo inmediato la tasa de cesáreas en el país fue la principal recomendación de los participantes, quienes abogaron por la integración comunitaria a las prácticas hospitalarias, la divulgación de los beneficios del parto humanizado y por la eliminación de la medicalización del proceso.
La doctora Sara Tolentino, directora de país de Infante Sano, reveló que mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una tasa de realización de cesáreas de entre el 10 y el 15 por ciento de todos los partos anuales, aquí se utiliza dicho recurso quirúrgico en casi uno de cada dos nacimientos.
México tiene una tasa de cesáreas del 37.8 por ciento; Argentina, del 35.2%; Brasil, del 44.2%; y Colombia, del 26.7 por ciento. “Los niveles más altos de esta intervención durante el parto están en América Latina”, destacó Tolentino.
“El índice de cesáreas en República Dominicana es del triple del máximo sugerido por la OMS, lo que conlleva un incremento de la mortalidad materna y neonatal, de las complicaciones y muertes asociadas con el uso de la anestesia, del alargamiento de los períodos de recuperación materna y del aumento de los riesgos en futuros embarazos”, explicó.
La muerte neonatal, los partos pretérmino y el aumento de la morbilidad neonatal son algunos de los riesgos para los bebés asociados con la cesárea, destacó la profesional.
“Datos de los últimos quince años demuestran que las cesáreas electivas y programadas están asociadas a un riesgo más alto de morbilidad y mortalidad neonatal, comparadas con las cesáreas realizadas luego de intentar el parto vaginal”, enfatizó Tolentino.
Asimismo, la directora de Infante Sano destacó que todos los riesgos para la salud materna se incrementan con cada parto por cesárea.
“Las mujeres que están planeando tener más embarazos no deberían ser consideradas candidatas para cesáreas electivas, sin darles antes la información de que esos futuros embarazos podrían ser de alto riesgo”, acotó la representante de la organización no gubernamental.
La Mesa Técnica estuvo encabezada, además, por la doctora Marikim Bunnell, de la Universidad de Harvard, quien disertó sobre la Cesárea en el Contexto de un Parto Seguro; y por el doctor josé Deláncer, de la Secretaría de Salud Pública, quien expuso sobre la Situación de la Cesárea en República Dominicana.
Los doctores Carlos Cuéllar, de USAID; y Pamela Putney, consultora de Infante Sano, dirigieron la realización de un análisis FODA sobre el tema; y facilitaron el trabajo grupal junto al doctor José Figueroa Méndez, asesor de la Sociedad Dominicana de Ginecobstetricia.
Bunnell, a su vez, destacó que la cesárea sólo debe utilizarse cuando no pueda ser realizado el parto vaginal, a fin de salvar las vidas de madres y neonatos.
La representante de la Universidad de Harvard explicó que la cesárea conlleva una inversión económica mucho mayor que el parto natural, ya que tiene que la mujer tiene que ser ingresada por más tiempo en una clínica u hospital y hay costos sobreañadidos de anestesia, material gastable, honorarios médicos y cuidados intensivos para el recién nacido, además de posibles gastos por complicaciones en embarazos futuros.
Resaltó que, en un hospital, el costo de un parto normal es de siete mil pesos; mientras que el de una cesárea es de nueve mil. La estancia de cinco días para el recién nacido en el Departamento de Perinatología es de 17,500 pesos.
Para reducir las 850 mil cesáreas que se estima son realizadas innecesariamente en América Latina cada año, Bunnell sugirió la implementación de un protocolo o lista de chequeo que permita determinar si la paciente es la candidata correcta para el procedimiento, si se realiza en el tiempo indicado, si la técnica clínica es la apropiada y si la indicación es mandatoria.