Pasó su niñez en el empobrecido barrio de Valentín Alsina en el que se convirtió en un muchacho rebelde.
Entre peleas y lucha por sobrevivir Sánchez se enamoró del rock y de una de sus más grandes influencias: Elvis Presley, quien se convertiría en su ídolo, en su referente.
Gracias a su pasión por el rock abandonó las calles, las navajas y las cadenas, y se aferró con fe ciega a una guitarra.
“El rock me salvó. Me salvó de que fuera quizás un delincuente", dijo el artista de ascendencia gitana años más tarde cuando disfrutaba las mieles del éxito.
Sandro, nombre que adoptó en busca de conquistar público cuando junto a un amigo decidió probar suerte en la música con su primer grupo: Los Caniches de Oklahoma, que luego se convertiría en Los de Fuego. Tras tres producciones discográficas, Sandro decidió lanzarse como solista y a partir de entonces la historia es conocida.
Un repertorio cargado de sentimiento y movimiento. “Penumbras”, “Como lo hice yo”, “Así”, “Rosa, Rosa”, “Me amas y me dejas”, “Maniki”, “Penas”, son algunos de los éxitos que diseminó con su particular estilo y forma de cantar por toda Latinoamérica donde aquel muchacho pobre, que una vez estuvo asido a una navaja y con las peleas como norte, se convirtió en ídolo de multitudes de los 60 y los 70.
Enfermedad
Ingresado en el Hospital Italiano de la ciudad de Mendoza, Argentina, el 20 de noviembre del pasado año fue sometido a un transplante de corazón y pulmón. Padecía de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), por la que pasó meses hospitalizado a esperas de los órganos.
Argentino lloran su muerte
Buenos Aires, (EFE).- Los restos del popular cantautor argentino Sandro, que murió hoy a los 64 años, serán velados este martes en el Parlamento, adonde se podrán acercar sus seguidores para despedirle, informaron fuentes oficiales.
El cuerpo del músico, que murió 45 días después de recibir un trasplante coronario y pulmonar, fue trasladado hoy desde el hospital de la provincia argentina de Mendoza donde estaba internado a una sala del mismo distrito, donde sus restos serán preparados para luego ser llevados a Buenos Aires.
El cadáver del “Gitano”, cuyo verdadero nombre era Roberto Sánchez, será trasladado en un avión a la capital argentina, donde este martes se desarrollará el velatorio, similar al que recibió la fallecida cantante argentina Mercedes Sosa el año pasado, señalaron portavoces parlamentarias.
Sandro será velado en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso, hasta donde se podrán acercar sus seguidores para despedirle, según indica la resolución firmada esta noche por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner.
También se espera que se acerquen varios artistas, funcionarios y allegados al músico, que falleció a raíz de una enfermedad pulmonar crónica provocada por su adicción al tabaco.
La presentadora de televisión argentina Mirtha Legrand afirmó que la esposa de Sandro, Olga Garaventa, le dijo en una llamada telefónico que su marido “murió como un rey".
El cantautor, que cuenta en su haber con medio centenar de éxitos discográficos en toda Latinoamérica y quien participó en una docena de filmes, murió en el Hospital Italiano de Mendoza, al oeste de Argentina, luego de que el 20 de noviembre pasado se sometiera a un trasplante pulmonar y coronario.
En este último mes y medio, el cantante fue sometido a cinco operaciones más a raíz de su debilitado estado de salud, que finalmente no resistió.
Centenares de seguidores se agolparon esta noche en la puerta del sanatorio y de su casa de la localidad bonaerense de Banfield para homenajearle, cantar sus canciones, prender velas y rezar en su nombre.
Sandro: El Cantante de Todos
Argentina. BBC Mundo. Sandro había recibido hace apenas seis semanas un complejo trasplante cardiopulmonar. Fueron 45 días de espera, de una batalla con victorias sutiles y retrocesos parciales contra una enfermedad que lo aquejó por más de una década. Hasta que el cuerpo dijo "basta", y la voz de Sandro se apagó.
El cantante argentino Roberto Sánchez –tal su nombre real- murió a los 64 años víctima de un enfisema pulmonar crónico, apenas unas horas después de que los médicos anunciaran su estado "crítico". Sandro había recibido un complejo trasplante cardiopulmonar y, contra todos los pronósticos, logró reponerse a varias recaídas durante las seis semanas que estuvo internado en un hospital de la provincia de Mendoza, en el oeste de Argentina. Tanto, que él y sus fans se habían atrevido a soñar con la posibilidad de un nuevo concierto.
Pero poco apoco su salud fue desmejorando y fue sometido a sucesivas intervenciones. La última, horas antes de su muerte.
Tras difundirse el parte médico de su deceso, las escenas de dolor se repitieron frente al centro médico mendocino y en la puerta de su casa, en el barrio bonaerense de Banfield. Por allí desfilaron cientos de seguidores, en su mayoría mujeres: sus "chicas", como él mismo las llamaba, dejaron flores y velas, irrumpieron en aplausos y entonaron, espontáneas y desafinadas, algunas de las canciones que El Gitano hizo famosas.
"¿Quién no conoce Rosa, Rosa, o Quiero llenarme de tí, o Dame fuego, o Tengo, o…?", enumera, y sigue, Rosa, de 36 años y vecina del hombre. Rosa es Rosa por aquella canción y fan obligada porque, según cuenta a BBC Mundo, su madre la despertaba de niña con los discos de acetato que ella heredó y que algún día legará a su hija.
Sandro coleccionó récords que quizá le importaron poco, pero que todos citarán a la hora de medir el impacto de su muerte.
En cuatro décadas sobre el escenario grabó 52 álbumes. Vendió por lo menos 8 millones de copias, aunque muchos estiman que podrían ser tres veces más. Filmó películas que retroalimentaron su éxito musical, en las que compartió cartel con las mujeres hot de la época.
Ganó el Festival de la canción de Viña del Mar en 1968, que le abrió las fronteras a su música. Y fue el primer latino en agotar las boletas del Madison Square Garden de Nueva York, en 1970 y en un evento televisado que disparó su fama en todo el continente.
Sandro se convirtió así en "Sandro de América", y sus giras lo llevaron por casi todas las capitales latinoamericanas. "Sandro no murió, porque hay material para disfrutar de él por muchos años. Sandro vive y vivirá, el que falleció es Roberto Sánchez. Lo que nos dejó es de una envergadura que pocos músicos argentinos podrán equiparar", dice a BBC Mundo el conductor radial Roberto Defazio, quien desde 2000 presenta "A todo Sandro", un programa sabatino dedicado al artista.
La adicción
Hay, en cambio, otro récord que pocos querrían contabilizar: el de los 80 cigarrillos diarios que se dice consumió sin pausa durante décadas porque, total, no le dañaban la voz. Comenzó a fumar a los 13 y, en unos de sus shows más recientes, debió cantar con un dispositivo de oxígeno instalado en el micrófono para remediar lo que sus pulmones ya no podían hacer por él. Recientemente, el artista reconoció que su estado de salud, muy deteriorado para su edad, era consecuencia directa del maltrato que él mismo había infligido a su cuerpo.
Durante su enfermedad, y a la espera del corazón y los pulmones que necesitaba para seguir con vida, su figura sirvió para impulsar una campaña masiva de concientización sobre la donación de órganos.
Desde abril de 2008, el artista estaba en la lista de espera del Instituto Nacional Central Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). Los órganos llegaron, y la crucial intervención se llevó a cabo el 20 de noviembre de 2009. "Logramos el objetivo que queríamos, que era que aparecieran los órganos. Pero todos sabíamos que era muy difícil, fue su batalla más dura y la perdió", agrega Defazio, quien desde su programa se encargó de promover la donación.
Elvis criollo
Sandro, como pocos, no será un héroe construido post-mórtem: el artista vivió sabiéndose mito.
Él decía que Roberto Sánchez había inventado a Sandro. Que es lo mismo que decir que se había inventado a sí mismo.Nacido en 1945 y criado en un suburbio bonaerense, Sandro reivindicó siempre su origen humilde. De chico decía que quería ser famoso, y ensayaba garabatos para fans invisibles que venían a pedirle autógrafos a sus conciertos imaginarios.
La historia, ya mítica, cuenta que fue casi por azar que comenzó a cantar: ocurrió cuando, a principios de los años 60, el líder de la banda "Los de Fuego" se quedó sin voz en pleno show. Sandro, que era el guitarrista de la agrupación, dio un paso al frente y se animó al micrófono. El camino no fue fácil y el éxito se hizo rogar. Pero cuando el escenario se hizo costumbre, él puso su sello a sus actuaciones: los movimientos pélvicos, provocadores e ingenuos a la vez, casi irónicos, cinematográficos, a tono con sus labios carnosos y su pelo negro peinado de jopo.
Así se construyó el Elvis argentino. Aunque venía del mundo del rock & roll, y de frecuentar a la bohemia de la mítica Cueva en la que se forjaron éxitos rockeros "a la argentina", de a poco El Gitano –como lo apodaban- fue encontrando su estilo: el de las baladas hechas a la medida de su voz y su carisma.
Por ese camino transitó desde su primer disco solista en tono romántico, Alma y Fuego (1966). Todo lo demás es historia conocida, a fuerza de éxitos pegadizos repetidos por generaciones.
Sandro vivirá
“Sandro no murió, porque hay material para disfrutar de él por muchos años. Sandro vive y vivirá, el que falleció es Roberto Sánchez. Lo que nos dejó es de una envergadura que pocos músicos argentinos podrán equiparar”, dijo Roberto Defazio, conductor radial.