El vicepresidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Carlos Gabriel García, dijo hoy que esa organización cometería un error de carácter estratégico si desestima la invitación del presidente Leonel Fernández para debatir las reformas que demanda la democracia dominicana.
Consideró que el PRD no puede actuar bajo el imperio de las emociones coyunturales que se producen durante los procesos electorales, sino inspirada en los intereses permanentes de la República que reclaman un perfeccionamiento de su sistema político, por lo el principal partido de oposición no puede evadir su responsabilidad frente al país.
El presidente Leonel Fernández durante su discurso de juramentación el pasado 16 de agosto invitó a las distintas fuerzas políticas nacionales para debatir la aprobación de una reforma al sistema electoral vigente y la Ley de Partidos Políticos, en una iniciativa que incluye también la reforma a la Constitución de la República.
“Aprovecho, pues, el escenario de esta Augusta Asamblea para invitar formalmente a los representantes de las distintas fuerzas políticas para que dejando de lado nuestras naturales discrepancias políticas, coloquemos el interés nacional y patriótico como nuestro estandarte, y entre todos, hagamos realidad el sueño de una Revolución Democrática en la República Dominicana que manifestó el presidente Fernández.
Gabriel García destacó que ¨ lo cortes no quita lo valiente por lo que aseguro que la participación del Partido Revolucionario Dominicano en un debate de esa naturaleza no le disminuye frente a la sociedad ni frente a sus propios militantes que, por el contrario, valorarían un gesto de esa naturaleza como un acto de valentía política para promover temas que trascienden las fronteras meramente partidarias.
Explicó que el PRD fue víctima en las pasadas elecciones del uso y abuso de los recursos del Estado por parte del proyecto reeleccionista, por lo que debe estar interesado en dotar al país de un sistema electoral en capacidad de evitar en el futuro que un Presidente pueda convertir todas las instituciones públicas en sus comandos de campaña y el Presupuesto Nacional en su departamento de finanzas.