Ocho organizaciones feministas emitieron hoy un comunicado en el que objetan la designación de Alejandrina Germán, como Secretaria de la Mujer y critican la forma como el Gobierno trata el tema de la equidad de género.
El documento lo firman el Núcleo de Apoyo a la Mujer, el Centro de Investigación para la Acción femenina (CIPAF), la Colectiva Mujer y Salud Centro de Apoyo Aquelarre (CEAPA), Centro de Estudios del Género del Movimiento de Mujeres Domínico Haitianas (MUDHA), la Confederación Nacional de Mujeres del Campo, CONAMUCA y la Asociación Tú Mujer.
A continuación el texto íntegro de comunicado
Los acontecimientos políticos de los últimos días, vinculados al inicio del nuevo período gubernamental, ponen nueva vez en evidencia el tradicional desprecio frente al tema de la equidad de género que ha caracterizado las ejecutorias de este gobierno y, en general, de los tres partidos mayoritarios a su paso por el Estado.
La situación que se presenta con el nombramiento de la Señora Alejandrina Germán evidencia la visión de los partidos políticos de nuestro país, en este caso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sobre la Secretaría de la Mujer, a la que consideran una especie de última alternativa, cuya incumbente puede ser designada sin exigir la experticia necesaria y sin consultar su interés, disposición y compromiso con la causa de las mujeres, similar a la que sí se requiere en el caso de otras Secretarías de Estado.
El discurso del señor Presidente de la República, en la inauguración de su nueva gestión gubernamental, muestra- contrario a la tendencia mundial- una total ausencia de políticas específicas dirigidas a las mujeres y por el vacío y/o ausencia de un enfoque de género en el conjunto de los planes y programas enunciados.
A esta grave omisión, se suma las designaciones al Gabinete: la ausencia de mujeres se acentúa, convirtiéndose en uno de los gabinetes más excluyentes de los últimos tiempos. ¿Qué debemos entender las mujeres dominicanas de estos silencios y de estas ausencias? ¿Que no hay mujeres preparadas en el PLD ¿Qué no hay mujeres capacitadas en el país para ejercer las funciones públicas? ¿O que nuestros votos -mayoritarios en las urnas- valen menos que los votos de nuestros conciudadanos?
La exclusión del poder político es quizás una de las más aberrantes de las múltiples discriminaciones que sufrimos las mujeres, ya que está demostrado que garantizar nuestro derecho a una ciudadanía plena es fundamentalmente un acto de voluntad política.
Ahí tenemos como ejemplo, a España, con un gobierno paritario y una ley de Igualdad que es modelo en el mundo y todo en menos de 5 años, resultado del compromiso de un partido y un liderazgo, que sí ha sabido honrar los compromisos internacionales y sus promesas de campaña.
La sociedad dominicana tiene una enorme deuda histórica con sus mujeres, ciudadanas aún de segunda categoría, tres veces más desempleadas que los hombres, a pesar de constituir la mayoría en todos los niveles del sistema educativo, limitadas a los empleos de menor prestigio, con salarios menores, a pesar de realizar igual trabajo, sobre nuestros hombros además, la agotadora doble jornada y el peso de la ineficiencia cotidiana de los servicios de agua, luz, de salud, de atención a los envejecientes y víctimas de la violencia machista que cada año lleva a decenas de mujeres dominicanas a la tumba.
Las dominicanas demandamos, la construcción de una sociedad democrática, igualitaria acorde a este nuevo siglo XXI, con Paridad en el nuevo gabinete gubernamental y Políticas Públicas para el cuatrienio que se inicia, que incorporen el enfoque de equidad entre los géneros y que garanticen el pleno ejercicio de la ciudadanía de las mujeres.
Demandamos mayores partidas presupuestarias para la Secretaria de Estado de la Mujer, respeto a los mandatos que contiene la ley que le dio origen, tecnificación de su personal y apertura al dialogo y al trabajo conjunto con el movimiento feminista y de mujeres.
Demandamos la incorporación de las necesidades diferenciadas de las dominicanas en la Ley General de Gastos Públicos y el establecimiento, institucionalización y financiamiento de políticas y programas específicos para las mujeres en todas y cada una las instancias del gobierno, de manera que el Estado, en su conjunto, asuma y promueva una cultura de equidad e igualdad de género en la sociedad dominicana.
Reafirmamos, que la Secretaria de Estado de la Mujer no es ni un capricho de Estado , ni una dadiva del Poder a las mujeres, es la concreción -tardía incluso -de los compromisos contraídos por el Estado Dominicano al firmar y ratificar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer adoptada en 1979 y en vigor a partir de 1981 y la Plataforma de Acción Mundial, resultado de la IV Conferencia Mundial de la Mujer,celebrada en Beijing en 1995, pero muy especialmente el resultado de años de lucha de nosotras, las mujeres dominicanas
Como mujeres y como organizaciones, no estamos dispuestas a permitir que se reduzca, ni por acción ni por omisión, el nivel institucional de la SEM, instancia llamada a dar respuestas a las desigualdades entre hombres y mujeres y contribuyendo así a la madurez de nuestra democracia y a la superación de la pobreza y de las injusticias sociales.
El documento lo firman el Núcleo de Apoyo a la Mujer, el Centro de Investigación para la Acción femenina (CIPAF), la Colectiva Mujer y Salud Centro de Apoyo Aquelarre (CEAPA), Centro de Estudios del Género del Movimiento de Mujeres Domínico Haitianas (MUDHA), la Confederación Nacional de Mujeres del Campo, CONAMUCA y la Asociación Tú Mujer.
A continuación el texto íntegro de comunicado
Los acontecimientos políticos de los últimos días, vinculados al inicio del nuevo período gubernamental, ponen nueva vez en evidencia el tradicional desprecio frente al tema de la equidad de género que ha caracterizado las ejecutorias de este gobierno y, en general, de los tres partidos mayoritarios a su paso por el Estado.
La situación que se presenta con el nombramiento de la Señora Alejandrina Germán evidencia la visión de los partidos políticos de nuestro país, en este caso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sobre la Secretaría de la Mujer, a la que consideran una especie de última alternativa, cuya incumbente puede ser designada sin exigir la experticia necesaria y sin consultar su interés, disposición y compromiso con la causa de las mujeres, similar a la que sí se requiere en el caso de otras Secretarías de Estado.
El discurso del señor Presidente de la República, en la inauguración de su nueva gestión gubernamental, muestra- contrario a la tendencia mundial- una total ausencia de políticas específicas dirigidas a las mujeres y por el vacío y/o ausencia de un enfoque de género en el conjunto de los planes y programas enunciados.
A esta grave omisión, se suma las designaciones al Gabinete: la ausencia de mujeres se acentúa, convirtiéndose en uno de los gabinetes más excluyentes de los últimos tiempos. ¿Qué debemos entender las mujeres dominicanas de estos silencios y de estas ausencias? ¿Que no hay mujeres preparadas en el PLD ¿Qué no hay mujeres capacitadas en el país para ejercer las funciones públicas? ¿O que nuestros votos -mayoritarios en las urnas- valen menos que los votos de nuestros conciudadanos?
La exclusión del poder político es quizás una de las más aberrantes de las múltiples discriminaciones que sufrimos las mujeres, ya que está demostrado que garantizar nuestro derecho a una ciudadanía plena es fundamentalmente un acto de voluntad política.
Ahí tenemos como ejemplo, a España, con un gobierno paritario y una ley de Igualdad que es modelo en el mundo y todo en menos de 5 años, resultado del compromiso de un partido y un liderazgo, que sí ha sabido honrar los compromisos internacionales y sus promesas de campaña.
La sociedad dominicana tiene una enorme deuda histórica con sus mujeres, ciudadanas aún de segunda categoría, tres veces más desempleadas que los hombres, a pesar de constituir la mayoría en todos los niveles del sistema educativo, limitadas a los empleos de menor prestigio, con salarios menores, a pesar de realizar igual trabajo, sobre nuestros hombros además, la agotadora doble jornada y el peso de la ineficiencia cotidiana de los servicios de agua, luz, de salud, de atención a los envejecientes y víctimas de la violencia machista que cada año lleva a decenas de mujeres dominicanas a la tumba.
Las dominicanas demandamos, la construcción de una sociedad democrática, igualitaria acorde a este nuevo siglo XXI, con Paridad en el nuevo gabinete gubernamental y Políticas Públicas para el cuatrienio que se inicia, que incorporen el enfoque de equidad entre los géneros y que garanticen el pleno ejercicio de la ciudadanía de las mujeres.
Demandamos mayores partidas presupuestarias para la Secretaria de Estado de la Mujer, respeto a los mandatos que contiene la ley que le dio origen, tecnificación de su personal y apertura al dialogo y al trabajo conjunto con el movimiento feminista y de mujeres.
Demandamos la incorporación de las necesidades diferenciadas de las dominicanas en la Ley General de Gastos Públicos y el establecimiento, institucionalización y financiamiento de políticas y programas específicos para las mujeres en todas y cada una las instancias del gobierno, de manera que el Estado, en su conjunto, asuma y promueva una cultura de equidad e igualdad de género en la sociedad dominicana.
Reafirmamos, que la Secretaria de Estado de la Mujer no es ni un capricho de Estado , ni una dadiva del Poder a las mujeres, es la concreción -tardía incluso -de los compromisos contraídos por el Estado Dominicano al firmar y ratificar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer adoptada en 1979 y en vigor a partir de 1981 y la Plataforma de Acción Mundial, resultado de la IV Conferencia Mundial de la Mujer,celebrada en Beijing en 1995, pero muy especialmente el resultado de años de lucha de nosotras, las mujeres dominicanas
Como mujeres y como organizaciones, no estamos dispuestas a permitir que se reduzca, ni por acción ni por omisión, el nivel institucional de la SEM, instancia llamada a dar respuestas a las desigualdades entre hombres y mujeres y contribuyendo así a la madurez de nuestra democracia y a la superación de la pobreza y de las injusticias sociales.