En los 16 años que van del 1992 al 2007, los dominicanos que compran derivados petroleros para sus vehículos de motor o para plantas eléctricas domésticas han pagado impuestos a los distintos gobiernos por casi 125 mil millones de pesos.
La carga fiscal fijada a las gasolinas, a los distintos tipos de gasoil, al gas licuado de petróleo y a otros combustibles, ha sido justificada por cada gobierno con el argumento de que las recaudaciones serán destinadas al pago del servicio –intereses y capital—de la deuda externa.
Las autoridades fiscales no han reparado, sin embargo, en el alto componente inflacionario de los combustibles petroleros, sobre todo en épocas en que, como la actual, la tendencia de los precios del crudo es alcista.
Según las estadísticas disponibles, originadas en la secretaría de Hacienda, antigua secretaría de Finanzas, en el período de 1992 a 1996 el fisco recaudó 14 mil 740 millones de pesos por concepto de tributos impuestos a los combustibles.
En el período de 1997 a 2000 la recaudación subió ligeramente, pues computó 16 mil 591 millones.
Pero entre los años 2001 y 2004 el incremento fue mayor. Las informaciones estadísticas dan cuenta de una recaudación de 27 mil 461 millones. Las autoridades citan como factores responsables de este aumento de ingresos los altos precios internacionales del petróleo, mayor consumo y una mejoría en la administración del impuesto.
Pero en los tres años que cuentan de 2005 a 2007 el crecimiento de las recaudaciones por la “fiscalidad” de los combustibles rompió todos los niveles anteriores y sumó 65 mil 502 millones de pesos.
La responsabilidad de este aumento recae en una reforma fiscal que elevó los tributos a los combustibles por vía de un impuesto selectivo al consumo y por la aplicación de una vieja medida legal que autoriza la indexación trimestral de estos impuestos.
Periódicamente, economistas, expertos fiscales y empresarios se quejan por estos altos impuestos a los derivados de petróleo, porque los consideran inflacionarios. Dicen, además, que son mayormente contradictorios en épocas de tendencias alcistas del petróleo.
Pero los gobiernos han rehusado siempre derogar los tributos bajo el argumento de que son recursos de fácil obtención y son necesarios para el pago de la deuda externa.
La pasada administración del presidente Hipólito Mejía indexó pocas veces los impuestos a los combustibles y los precios semanales a que obliga la ley fueron manejados con cierta lógica política.
Pero las autoridades actuales endurecieron el cumplimiento de estas normas legales y establecieron adicionalmente un impuesto selectivo al consumo, que aumenta los precios. www.hoy.com.do