Parsimonia presidencial aparte, lo que convendría al régimen del doctor Fernández es la adopción sin demoras de las medidas que pudieran calmar la ansiedad de los consumidores sobre las alzas de precios de los alimentos y combustibles.
Advertidos del peligro que esa inquietud mundial está causando, los gobiernos de Haití, Guatemala y México dispusieron ya nuevas políticas para enfrentar los problemas, que como se sabe, son generados mayormente por el alza del petróleo y catástrofes naturales.
Haití, que no tiene casi nada de recursos naturales y un régimen renco, discutió el problema con mucha franqueza con la clase empresarial y comercial y pese a su voracidad muy conocida, logró que bajaran los márgenes de ganancias en los productos esenciales.
Como resultado de esa baja de los márgenes de ganancias, el arroz, aceite, harina y pastas redujeron sus precios y los disturbios que comenzaron en Los Cayos hace un par de meses cesaron, cuando amenazaban con extenderse a todo el país.
Es obvio que la tranquilidad relativa que las disposiciones del presidente Préval logró, ha devenido en un alivio para la parte dominicana, ya que de haberse extendido los malestares, el flujo de inmigrantes hacia RD habría sido incontenible.
Los empresarios y comerciantes haitianos entendieron que era preferible bajar sus ganancias, de por sí muy abultadas por los altos márgenes de comercialización, que perderlo todo si el espíritu de la “tierra arrasada” se extendía por todo el país.
En Guatemala, el régimen del presidente Alvaro Colom, elegido hace pocos meses, se anticipó a las crisis y redujo los impuestos a los combustibles, lo que ha repercutido en una reducción de los precios de alimentos y otros servicios.
Otros gobiernos de la región de Centroamérica estudian llevar adelante idénticas medidas de reducción de los aranceles y el establecimiento de subsidios que permitan a la población de medianos y bajos ingresos, capear la presente situación mundial. El gobierno del presidente mexicano Felipe Calderón, que anunció el mes pasado que estaba estudiando la situación, publicó el miércoles pasado una lista de 150 productos esenciales cuyos precios serían congelados por seis meses.
Con la congelación de precios de productos de gran consumo como frijoles, café, salsa de tomate, pastas, pescados enlatados, entre otros, los consumidores tendrían un respiro frente a las alzas de los alimentos en el mundo. En diciembre se revisarán los precios.
Calderón, quien para tal finalidad concertó con la Confederación de Cámaras Industriales de México, le explicó a su país “que el mantener fijos y estables los precios máximos de estos productos permitirá verdaderamente hacer una enorme aportación en apoyo a la economía familiar”.
En su artículo editorial de la edición del jueves pasado, el director de Clave, Fausto Rosario Adames se pregunta si el presidente Fernández podrá triunfar de nuevo e interroga: “¿Cuál será el secreto de Leonel Fernández para hacerle frente a la crisis?”. Para el presidente, que vendió muy bien su imagen de que era el mejor en la contienda electoral que acaba de pasar, por los resultados de sus dos gobiernos y los programas para el porvenir, es vital que la situación no se descarrile.
Pese a la afirmación de que la economía dominicana está blindada, lo que ha ocurrido recientemente en países de economía más robusta como España, Italia, Gran Bretaña y Argentina, donde los camioneros bloquearon los caminos, es una lección a observar. El triunfo de Leonel podría tener mucho que ver con su capacidad para coordinar, sin que se pierda tiempo, con los sectores empresariales y económicos para congelar los precios, como hizo México y bajar los márgenes de comercialización, como Haití.
Lo último es lo más difícil, puesto que los márgenes de comercialización han sido tradicionalmente en el medio dominicano enormes, mayores en su arbitrariedad que los del comercio en los Estados Unidos. Por ello a las familias que tienen sus parientes en aquél país, le viene mejor importar sus productos, ya sean electrodomésticos, alimentos o vestidos.
El congelar los precios hasta fin de año permitiría estudiar todo lo concerniente a la comercialización de los productos, protegiendo la libre empresa y también el derecho del público a conseguir los productos buenos a buenos precios, liberados de la brutalidad y el agiotismo. Los consumidores dirán con toda razón, que al elegirlo presidente el pasado 16 de mayo, lo que buscaban era la protección del gobernante, al margen de los compadreos que han caracterizado a los regímenes dominicanos con la clase adinerada, cuyo único interés es el lucro.
El régimen del doctor Fernández se adelantó con su blindaje a lo que dispuso el de George Bush en EU el año pasado, cuando ordenó dar subsidios directos a las clases de menores ingresos a fin de que pudieran enfrentar la debacle que vive la economía norteamericana.
Producir comidaDentro de los subsidios de RD, el de más éxito directo a los consumidores ha sido el programa Solidaridad, que quiso tomarlo prestado en la campaña el candidato opositor Miguel Vargas Maldonado. Aplicar aquella oferta opositora de duplicar lo que hoy se entrega, sería una buena respuesta a quienes piden focalizar los mismos para los más pobres.
El régimen de Fernández podría tener calidad moral para lanzar un programa de vasta producción de alimentos agrícolas, puesto que en seis meses, tras el paso de las tormentas Noel y Olga, se han restablecido los platanares que fueron devastados y el plátano está en los mercados a precios más razonables.
En los días finales de la campaña electoral se planteó un panorama optimista de precios razonables, arroz a doce pesos la libra, congelación de los precios de los combustibles y trabajo a marcha forzada de Obras Públicas para arreglar carreteras y calles. No ayuda al presente y al futuro del régimen la impresión de que esos esfuerzos fueran por los apremios de la campaña.