Señaló que con la tragedia se aplicó muy claramente el dicho que dice que la mejor ayuda es la del vecino. “aquí eso ocurrió en todos los sentidos, desde entrega de comida, agua, comunicación ayuda médica, incluso más allá de la frontera”, dijo.
Asimismo, dijo que unas de los grandes retos es empezar a preparar servicios de rehabilitación para dar asistencia a los miles de pacientes que han recibido amputaciones en muchos casos no sólo de un miembro, sino de múltiples miembros.
Agregó que entre los afectados hay miles de amputaciones y la mitad de ellos con amputaciones múltiples.
Dijo que la cantidad de personas amputadas que dejó la tragedia significará un problema que tendrá que enfrentar la sociedad haitiana durante muchas décadas por venir.
Señaló que República Dominicana mandó todo lo que tenía en sus almacenes, sangre y medicamentos por lo que ahora hay que reponerlo.
Dijo que los problemas cambian, se pasa de una etapa a la otra y que además de las atenciones a los lesionados, vienen otros requerimientos de atención como son las embarazadas, los hipertensos, diabéticos, niños, los enfermos crónicos, los que requieren de rehabilitación y diálisis.
A esto se suman las necesidades de agua y saneamiento. Destacó que hasta ayer las cifras oficiales calculaban en 112 mil los fallecidos, pero que son datos que cambian constantemente.
Dijo que ahora se debe mejorar la los lugares donde se están asentando personas, de manera temprana, antes de que lleguen infecciones y epidemias severas.
Dijo que se ha establecido un sistema de vigilancia centinela en los 40 centros que funcionan como asentamiento temporal en Haití.
Señaló que hasta ahora no hay brotes de magnitud preocupantes, y que se han detectado pequeños brotes de enfermedades, sobre todo diarreicas.
Entiende que a Haití no se puede llegar en acciones voluntarias con mucho romanticismo, porque actualmente hay unos 5,000 voluntarios y todos demandan respuestas en necesidades.
