El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez llamó ayer a los candidatos presidenciales a ser capaces de llevar a cabo una compaña con altura, dignidad y respeto, con miras a las elecciones del 16 de mayo.
Dijo que el desafío de las elecciones presidenciales del año entrante someterá a prueba a todo los dominicanos, incluyendo a los candidatos, a quienes instó a aceptar que en toda democracia tiene que haber un juego de ideas, intercambio de proyectos y de todo lo que cada candidato quiere realizar, en caso de ser favorecido con el voto de las mayorías.
El Arzobispo de Santo Domingo pidió a Dios porque el 2008 sea un año de paz y tranquilidad para todos los dominicanos y que el país se pueda reponer de los daños ocasionados por las tormentas Noel y Olga.
“Espero que todos los dominicanos continúen demostrando un gran sentido de solidaridad en este momento de prueba”, manifestó el Cardenal tras oficiar una misa en ocasión del Día de la Sagrada Familia, en cuya homilía resaltó que cada vez se hace más necesario tener la familia como fundamento.
El Cardenal deploró las legislaciones que propician el divorcio como si fuera una gran conquista de la humanidad, al tiempo que se mostró en contra de los que consideran que con la desintegración de la familia se puede conseguir una mejor sociedad.
“No, mis hermanos, eso no es así ni puede ser así. Hay que luchar para que la familia se consolide y se mantenga unida”, puntualizó el representante de la Iglesia Católica.
Dijo que los matrimonios enfrentan muchos desafíos por la desintegración, y llamó a sus integrantes a respetarse y tolerarse entre sí. Precisó que la destrucción de la familia constituye hoy día un problema primordial, porque se quiere desconocer estas uniones en sus relaciones primarias, lo que ha provocado una desintegración general.
“Nosotros proclamamos el valor de la familia, sin desconocer todos los riesgos y desafíos que están teniendo hoy día por dondequiera”, expresó el Cardenal.
López Rodríguez reconoce que todas las uniones matrimoniales con sus respectivos hijos pueden tener dificultades, incomprensiones, intolerancias, desavenencias, pero dijo que por grandes que sean se pueden resolver, como han hecho muchos, que con la gracia de Dios luchado por salvarlas y lo han conseguido.
Comentó que la sagrada familia puede ser presentada como testimonio de la prueba del sufrimiento, por los conflictos de generación de padres con hijos, los hermanos entre sí, muchos de los cuales se van del hogar.
Durante las ofrendas, se presentó al Señor la familia dominicana: una madre en estado de gestación y a los miembros más indefensos (los niños y los ancianos), para que sean acogidos y bendecidos.
A la Catedral Primada de América, donde se llevó a cabo la eucaristía, no asistieron representantes del Gobierno ni de otros Poderes del Estado, aunque fue abarrotada de feligreses.
Al final del oficio religioso el Cardenal bendijo a la familia, a las madres en gestación y a los niños.
CARTAEl cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez exhortó a los dominicanos a que preserven y fortalezcan los valores que como pueblo y nación han recibido de generación en generación, los cuales hoy se ven confrontados “por el descontento generalizado que se propaga por nuevas turbulencias sociales y políticas”.
En una carta dirigida al “Pueblo de Dios”, en ocasión del nuevo año 2008, el Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo señala que los valores morales, culturales, religiosos y humanos de nuestros pueblos también se ven amenzados por “la difusión de una cultura lejana y hostil a la tradición cristiana y por la emergencia de varias ofertas religiosas”, como afirman los obispos latinoamericanos en la Conferencia de Aparecida.
Invitó de manera especial a los fieles de su Arquiócesis a que lean la carta en familia, reconociendo que en ella recibieron la fe y apredieron los grandes valores humanos y cívicos.
“Rezo por cada familia de la Arquidiócesis para que en este año y siempre pongan en alto nuestros valores culturales”, expresó el Cardenal y recordó que el Papa Benedicto XVI ha dedicado el año 2008 al gran Apóstol San Pablo.
“Por eso con sus palabras en la Carta a los Romanos les saludo: Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.