martes, 19 de febrero de 2008
Castro confirma que se jubilará y no seguirá como jefe de Estado y Gobierno
LA HABANA.- El presidente cubano, Fidel Castro, de 81 años, anunció hoy que no pretende, ni aceptará, "el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", lo que significa su jubilación definitiva tras 50 años en el poder y 19 meses de convalecencia.
"Les comunico que no aspiraré ni aceptaré -repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", reiteró en un mensaje que publica este martes en el diario oficial "Granma".
"Desempeñé el honroso cargo de Presidente a lo largo de muchos años. El 15 de febrero de 1976 se aprobó la Constitución Socialista por voto libre, directo y secreto de más del 95 por ciento de los ciudadanos con derecho a votar", agrega el mensaje divulgado esta madrugada en la página de Internet del diario del comité central del Partido Comunista cubano.
El anuncio se produjo apenas cinco días antes de que el próximo domingo el Parlamento, en la instalación de un nuevo periodo quinquenal, nombrase un nuevo Consejo de Estado, del que Castro era hasta ahora presidente.
"La primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año (76) y eligió el Consejo de Estado y su Presidencia. Antes había ejercido el cargo de Primer Ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo", afirma Castro.
Convaleciente de una enfermedad intestinal que le obligó a ceder provisionalmente sus cargos en julio de 2006 a su hermano Raúl, Fidel Castro añade que su "deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento", pero que su "estado crítico de salud" le ha apartado del poder.
Agrega que "traicionaría" su conciencia "ocupar una responsabilidad" que "requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer".
"El propio Raúl, quien adicionalmente ocupa el cargo de Ministro de las F.A.R. (Fuerzas Armadas) por méritos personales, y los demás compañeros de la dirección del Partido y el Estado, fueron renuentes a considerarme apartado de mis cargos a pesar de mi estado precario de salud", añade Castro.
"Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo", afirma, en referencia a Estados Unidos.