La Cámara Penal de la Corte de Apelación de la provincia de Santo Domingo, ordenó hoy la celebración de juicio a fondo del ex presidente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), César Sánchez, acusado del alegado manejo de más de dos mil millones de pesos de los bonos soberanos destinados para la construcción de la autopista eléctrica Santo Domingo-Santiago.
El tribunal, presidido por la magistrada Olga Herrera Carbuccia, adoptó la decisión tras revocar un auto de no ha lugar dictado a favor de Sánchez, por el juez del Primer Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, Román Hiciano Berroa.
En uno de lo considerando de la sentencia, el tribunal de alzada, sostiene que el ex funcionario del gobierno de Hipólito Mejía, no hizo un uso correcto del dinero que se le dio de los bonos soberanos para la construcción de la autopista eléctrica Santo Domingo-Santiago, razón por la cual ordenó apertura a juicio en su contra.
La decisión en favor de Sánchez fue confirmada por la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, pero la Suprema Corte de Justicia ordenó la celebración de un nuevo juicio, esta vez en la Corte de Apelación de la provincia Santo Domingo.
En el tribunal, Sánchez declaró que casi la totalidad de los más de 2 mil millones de pesos fueron utilizados para enfrentar la crisis de apagones generados por deudas del gobierno con las distribuidoras y generadoras en el verano del 2002.
Al respectó, Sánchez explicó que esos fondos fueron utilizados para abonar a la deuda acumulada del gobierno central con generadores y distribuidoras por concepto de suministro de energía a instituciones no cortables y el pago de subsidios.
Señaló además que las empresas distribuidoras de energía, de acuerdo a los contratos suscritos con la CDEEE, cargaban a la entidad, los montos que correspondía pagar al Gobierno Central por el suministro de energía a las instituciones llamadas No Cortables.
Expresó que por esos conceptos la CDEEE llegó a acumular una deuda superior a los 200 millones de dólares, provocando que las empresas generadoras redujeran el suministro de energía y el país comenzó a sufrir una grave crisis de apagones, que fue lo que caracterizó el verano de 2002.