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viernes, 6 de noviembre de 2009

Dos muertos y 6 heridos en centro de Orlando, Florida cuando individuo comenzó a disparar; ayer en Texas un mayor mató 13 y dejó 34 heridos


Miami.- Al menos dos muertos y seis personas resultaron heridas hoy después de que un individuo comenzara a disparar en un edificio de oficinas en el centro de Orlando, en el estado de Florida, informó a Efe una fuente oficial.

"En este momento se cree que hay dos personas confirmadas muertas y seis heridos, pero estoy escuchando versiones de que podrían haber hasta 17 personas heridas", dijo John Tormos, portavoz del Departamento de Bomberos de Orlando.
Tormos informó que la policía está inspeccionando el edificio, ubicado en Legions Place, piso por piso por lo que "es difícil decir con precisión cuántas personas resultaron heridas".
Por su parte, Vicky Robles, portavoz de la policía, identificó al sospechoso como Jason Rodríguez, de 40 años, un ex trabajador de una empresa ubicada en el edificio.
"Está armado y se considera peligroso", dijo la vocera a periodistas.
Agentes con rifles de asaltos se encuentran en el lugar del suceso buscando al sospechoso que está vestido con camisa azul y pantalón blue jeans.
Se desconoce si el sospechoso también permanece en el edificio.
Un testigo dijo que un hombre que había trabajado en el edificio presuntamente ingresó con un arma y abrió fuego, según el diario Orlando Sentinel.
Algunos negocios de la zona fueron evacuados y están desalojando a las personas del edificio donde se registró el hecho, tras cerrar el paso por las vías cercanas.

13 muertos y 34 heridos en base militar de Texas                    

Fort Hood, Texas.- El oficial que mató a 13 personas el jueves en una base militar de Texas es un musulmán de origen palestino que se unió al ejército estadounidense pese a la reticencia de sus padres y quien estaba a punto de ser enviado a Irak.

El mayor Nidal Malik Hasan, que fue herido de bala durante el tiroteo en Fort Hood, la mayor base del ejército estadounidense, es un psiquiatra militar que tenía a su cargo a soldados que regresaron de misiones en Afganistán o en Irak, país adonde él mismo sería enviado en noviembre próximo, según responsables militares.
El oficial se sentía víctima de acoso por parte de sus camaradas de armas por el hecho de su origen musulmán, según explicó su primo Nader Hasan, y buscaba poder abandonar el ejército.
"El había contratado a un abogado militar para intentar resolver el problema. Estaba dispuesto a reembolsarle al Estado para poder dejar el ejército, pero había llegado al límite de sus posibilidades", dijo Nader Hasan a la cadena de televisión Fox, en momentos en que el tirador había sido dado por muerto.
Nader Hasan negó que su primo haya tenido "miedo de ser enviado a Irak para hacer la guerra", y precisó que nunca había mostrado un carácter violento. "No era el tipo de persona que frecuenta un campo de tiro, no tenía ese tipo de estado espiritual", dijo.
En sus fotos oficiales, Nidal Malik Hasan muestra un rostro redondo y sonriente de un hombre de unos cuarenta años, con cabeza rapada.
El comandante nació en Estados Unidos de padres palestinos que habían dejado una pequeña ciudad cercana a Jerusalem, siempre según su primo.
Creció en Virgina (este de EEUU) y cursó sus estudios en la Universidad de Virginia Tech, donde también se registró un tiroteo en 2007, el peor de la historia de Estados Unidos, con 32 muertos.
En Washington, donde él trabajaba en un hospital militar antes de ser transferido a Texas, frecuentaba una mezquita al menos una vez por día, siete días a la semana, según el imán Faizul Khan, quien explicó al Washington Post que el psiquiatra era un "aficionado" y que le hacía muchas preguntas sobre religión.
"Pero no había nada de extremista en sus preguntas. Nunca demostró alguna frustración ni ansias de venganza", precisó.
Un ex colega del tirador estimó lo contrario, afirmando a la cadena Fox News, que él había expresado su deseo de ver a los musulmanes "combatiendo contra el agresor" en Irak y en Afganistán.
Durante una conferencia de prensa, el comandante de la base de Fort Hood, el general Bob Cane, afirmó que la investigación del tiroteo no se orientaba en la dirección de un complot terrorista.