El doctor Carlos Gabriel García consideró hoy que el fuerte incremento de los precios de los combustibles dispuestos por el Gobierno revela su intención de que los platos rotos de su parranda electoral los pague la población, sacándole hasta el último centavo de sus bolsillos, mientras guarda silencio sobre el derroche de los fondos públicos que según dijo mantienen sus funcionarios.
Para el vicepresidente del PRD, el gobierno acaba de enviar a la sociedad una señal equivocada sobre las medidas que se propone implementar para enfrentar el incremento de la factura petrolera en el mercado internacional, porque ha preferido sacrificar los bolsillos del pueblo y no las grandes recaudaciones que obtiene por ese capítulo.
"El galón de gasolina premium cuesta 196 pesos, es decir casi seis dólares después del ultimo aumento dispuesto por el gobierno, de los cuales 65 pesos, exactamente dos dólares, corresponden a los impuestos que cobran las autoridades a los consumidores, lo cual constituye una verdadera injusticia", expresó el dirigente perredeísta.
Precisó que lo correcto era reducir en un 30% los elevados impuestos que gravan los combustibles en nuestro país, convirtiéndolos en los más caros de toda la región, incluyendo a los Estado Unidos.
Recordó que esa era una de las propuestas formuladas por el ingeniero Miguel Vargas durante el pasado proceso electoral, con la finalidad de reducir el alto costo de la vida que afecta a la mayoría del pueblo dominicano.
Indicó que una disminución de los impuestos a los carburantes se reflejaría inmediatamente de manera positiva sobre el aparato productivo nacional y, fundamentalmente, sobre el deteriorado presupuesto de la familia dominicana.
Gabriel García manifestó que el presidente Leonel Fernández con ese comportamiento demuestra una vez más que persistirá con el modelo de gestión pública caracterizado por el enriquecimiento del Estado, mientras por otro lado se empobrece a la población.
Destacó que el camino que debe transitar un gobierno con sensibilidad social es el de reducir los impuestos y asumir con seriedad un programa de austeridad que elimine los gastos excesivos que exhibe esta administración en todas las instituciones públicas.