Estambul, Turquía, 17 marzo 2009 (UICN) – El aumento en la presión sobre el agua se traduce en mejores leyes, reglamentos y políticas que se deben poner en marcha si se quiere mantener este preciado recurso, esto es lo que se desprende del último informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
"Bueno, para lograr una gobernanza del agua exitosa se requiere de un sistema jurídico y reglamentario fuerte que permita alcanzar los beneficios que los formuladores de política desean", comentó Alejandro Iza, director del Centro de Derecho Ambiental de UICN. “Leyes de agua efectivas deben combinar precisión con flexibilidad y garantizar desarrollo sustentable y protección del ambiente”.
La manera en que un país maneja sus recursos hídricos determina la salud de su gente, el éxito de su economía, la sustentabilidad de su entorno natural y sus relaciones con los vecinos.
Una buena gestión del agua puede proveer agua potable e higiene, bases de la buena salud. Una mala gestión del agua puede incrementar enfermedades y sufrimiento, y dejar a la gente en una mayor condición de pobreza conforme el ambiente se degrada.
La última publicación de UICN, “Rule: Reforming Water Governance”, muestra que las reformas al agua que reducen la pobreza y hacen economías más resistentes están basadas en principios de equidad y sustentabilidad. Cuando los recursos hídricos son degradados, los impactos se sienten en todos los niveles de la sociedad y la economía.
“Con el fin de servir al interés público, la legislación sobre recursos hídricos debe organizar a las autoridades estatales y locales en un marco institucional coherente que muestre los objetivos de la política sobre el terreno, como un suministro de agua seguro, fiable y flexible a sus comunidades para asegurar su salud y el bienestar económico", añadió Iza.
"Las leyes que regulan el agua, deben buscar un equilibrio viable entre los derechos de los usuarios de este recurso para generar riqueza y las personas que tienen medios de vida tradicionales de vida, asegurando un enfoque basado en el derecho al agua. Sin esto, los costos para la economía y los daños al ambiente pueden ser muy elevados".
Los costos de la degradación del ambiente y la salud, producto de servicios de agua y saneamiento inadecuados, se han estimado en más de 1% del PIB en Colombia, el 0,6% en Túnez y el 1,4% en Bangladesh.
Las soluciones a esta situación son posibles y están emergiendo de todo el mundo. Sudáfrica ha puesto en marcha ambiciosas reformas en la última década. La Ley Nacional del Agua asegura una "reserva de agua" con el fin de garantizar una base de abastecimiento y la salud de los ecosistemas acuáticos. Nuevas instituciones en las cuencas hidrográficas y en las comunidades dan a las personas voz en cuanto a cómo se usa el agua, ayudan a la gente a defender sus derechos y hace a las autoridades responsables.
Reflejo de la experiencia de Sudáfrica, Tanzania ha mostrado cómo las reformas al agua apoyan el desarrollo. La reforma ha significado que las asociaciones de usuarios de agua puedan resolver algunos de sus propios problemas. En la cuenca del río Pangani, que fluye desde las laderas del Monte Kilimanjaro, el ganado contamina el agua que los agricultores usan, provocando conflictos en los pueblos. El nuevo grupo de usuarios locales de agua negociaron una solución, ahora hay agua limpia y agricultores y pastores pueden proseguir con sus medios de subsistencia.
"Queremos que los ministros reunidos en Estambul aspiren alcanzar una mejor gobernanza de sus países en el abastecimiento de agua - es decir en cuanto a políticas, leyes e instituciones capaces de resolver la crisis del agua", expresó Mark Smith, director del Programa del Agua de la UICN. "La gobernanza del agua es un medio para un fin, que es la buena gestión del agua. Cometer el error de no actuar aquí y ahora podría significar un desastre para la naturaleza y la economía".