MAO.- Productores agrícolas de la Línea Noroeste denunciaron que están siendo víctimas de acciones ilegales y de persecusión por parte de trabajadores haitianos indocumentados que actúan bajo las orientaciones y la protección de abogados dominicanos y de su país, así como de organizaciones que defienden sus derechos en la zona fronteriza.
El presidente de la Asociación de Productores de Arroz del Noroeste, Rafael Díaz, dijo que muchos hacendados y agricultores han tenido que pagar altas sumas de dinero por supuesta compensación a haitianos que los han demandado en los tribunales y en el pago de honorarios a abogados que han representando a ambas partes.
Díaz significó que, contrario a las fincas bananeras donde siempre hay trabajo, en las parcelas de arroz la mano de obra que se utiliza es por una, dos y a veces tres semanas.
En ese orden, añadió que haitianos indocumentados buscan trabajos en las fincas y después de llevar tres o diez días laborando, desertan y luego se hacen acompañar de abogados dominicanos y de su país para demandarlos, alegando que tenían entre cinco a diez años trabajando.
“Muchos de ellos vienen a nuestras parcelas, les damos trabajo, pero a los dos o cinco días se van y nos ponen una demanda, alegando que tenían entre cinco a diez años trabajando con nosotros y que tras despedirlos les estamos negando sus prestaciones”, explicó. Recordó que el Código de Trabajo establece que a los trabajadores hay que darles sus prestaciones laborales después de los tres meses de estar trabajando fijos y no antes, pero que en la Secretaría de Trabajo y en los tribunales siempre les dan la razón a los braceros haitianos indocumentados, pese a que no aportan ninguna prueba que confirme que tenían todo ese tiempo laborando en la agricultura.
Díaz indicó que debido a ese chantaje, muchos productores sienten miedo de emplear a haitianos, pero tienen que hacerlo porque la mano de obra dominicana es muy escasa en el campo. Subrayó que no entiende a los funcionarios de la Secretaría de Trabajo. “Pero también estamos teniendo problemas con la mano de obra haitiana, porque la mayoría se está desplazando del campo a las ciudades”, enfatizó.
Indicó que el estilo de vida de los inmigrantes haitianos en el país ha cambiado de manera significativa. “Ya ellos no quieren permanecer en el campo, quieren irse a Santiago, Mao, Puerto Plata, la capital y otras ciudades a aumentar los cinturones de miseria que afectan a los barrios, allí se les ve jugando en las esquinas y haciendo otras cosas propias de esos lugares, pero nada de trabajar en el campo”, insistió.
Puso como ejemplo al Batey Bogaert en Hatico, de Mao, donde la mayoría de sus habitantes son haitianos indocumentados que se niegan a trabajar en las fincas y en cambio prefieren deambular por las calles.