Cada año, entre 400 y 600 bebés quedan ciegos en el país debido a un mal completamente evitable: la retinopatía de la prematuridad, afirmó hoy el oftalmólogo Juan Lorenzo Ubiera, coordinador del II Curso Taller de la Retinopatía de la Prematuridad.
Ubiera, presidente de la Fundación Retinopatía de la Prematuridad, sostuvo que de los 230,000 niños y niñas que nacen anualmente aquí, el diez por ciento, unos 23,000, corren el riesgo de perder la visión de manera irreversible si esa condición no es detectada y tratada antes de las cuatro semanas de vida.
Para enfrentar ese flagelo, la Sociedad Dominicana de Oftalmología, la Fundación Retinopatía de la Prematuridad y las organizaciones internacionales Cristoffel Blindmission y Visión 20/20 organizaron un taller de dos días en el que participan expertos de Estados Unidos, Perú, Nueva Zelandia, Brasil, Chile y República Dominicana.
Dichos especialistas son, además de Ubiera, Graham Quinn, Luz Gordillo, Brian Darlow, Andrea Zin y Ana Quiroga.
La actividad procura dejar establecida la incidencia de la retinopatía de la prematuridad en el continente y, en especial, en el país, ya que "es una de las principales causas de ceguera aquí, a pesar de que puede ser prevenida", informó Ubiera.
El también retinólogo de la Fundación Centro Láser explicó que la retinopatía de la prematuridad es un trastorno de los vasos sanguíneos de la retina, parte del ojo sensible a la luz, la cual se presenta en alrededor de la mitad de los bebés prematuros que pesan 2.75 libras o menos.
"El diagnóstico precoz del daño es importante para el tratamiento de la retinopatía del prematuro. Los bebés que desarrollan el estadio grave de esta enfermedad pueden beneficiarse de un tratamiento denominado criopexia o quemadura con frío, el cual utiliza el congelamiento para impedir que el daño continúe", agregó.
Otro procedimiento –indicó el retinólogo– es la fotocoagulación con láser para crear pequeñas quemaduras y favorecer la formación de cicatrices que sellan los bordes de la retina y evitan su desprendimiento.
"A los bebés de alto riesgo y a aquellos de menos de 30 semanas de gestación o nacidos con un peso inferior a las tres libras se les debe hacer exámenes de rutina, normalmente antes de las cuatro semanas del nacimiento", agregó Ubiera.
El presidente de la Fundación Retinopatía de la Prematuridad aseguró que el examen es indoloro y consiste en aplicar gotas para dilatar las pupilas y examinar el interior del ojo con un aparato denominado oftalmoscopio indirecto.
Ubiera subrayó que dicho procedimiento debe ser realizado sólo por un especialista con experiencia en retinopatía de la prematuridad.