Pasados los primeros cuatro bateadores de las Águilas, el juego iba por castigo. Con los tres siguientes, el choque tenía categoría de pela. En la vuelta de la alineación, subió a una de maltrato.
Al cierre de la segunda entrada, era una humillación mamey.
En uno de los ataques más devastadores en la historia de la pelota local, las Águilas sacudieron un total de 21 imparables para imponerse 18-3 a los Tigres y así tomar el comando 2-0 de la Serie Final con un ritmo tan implacable como el más brutal de los ejércitos.
Ahora han fabricado 26 carreras y han pegado 35 hits en los dos partidos.
Una vez más, Edwin Encarnación, el nuevo Mr. Enero de la pelota local, dio la ventaja inicial a los dueños de casa con un palo de esos que, en buen dominicano, “todavía la andan buscando”.
El tercera base, cuyo bate tiene a los físicos y matemáticos locales calculando a dos manos la distancias de sus jonrones, le desapareció un envió a José Mercedes con dos a bordo para colocar el choque 4-1 en el mismo primer episodio.
Con los Tigres delante 1-0, Chris Robertson le abrió con sencillo al prado izquierdo a Mercedes. Furcal fue transferido y Miguel Tejada, recibido de pie por los presentes en un gesto de reverencia al héroe local, se embasó por sencillo por los predios del lanzador, que tiró mal a la inicial y esto permitió que Robertson anotara. Después de ahí, llegaron los cañones.
Mercedes corrió la misma suerte de Randy Leek, ya que no sacó un out y salió del montículo explotado. Le pegaron dos vuelacercas, el último de Mendy López por el bosque izquierdo que lo mandó a las duchas.
Vino Pedro Liriano y no trajo secretos. Eddie Ramos también fue castigado y aun estamos hablando del primer episiodio, cuando las Águilas batearon para el ciclo durante más de 40 minutos de acción.
El primero en hacerse out fue el receptor y octavo bate Gustavo Molina con un ponche ante Liriano.
A pesar de que una lluvia se paseaba de cuando en vez por el parque, en ocasiones con intensidad y de que hubo un apagón a las 9:04 de la noche, el ataque amarillo no se quedó en el inicio del encuentro.
Los parciales azules tenían las caras largas y muchos de ellos pedían la ayuda de alguien para que la lluvia se incrementara y provocara una suspensión. Ya con el partido oficial, en el quinto, Encarnación, una vez más, empalmó otro vuelacercas kilométrico ante el derecho Víctor Marte y puso el partido 15-3.
Fue entonces cuando apareció la llamada “sinfónica”, un combo que con guira y tambora puso a gozar a los presentes.
Luego “La Aguilita”, la mascota de la casa, salió de su nido con una olla para el sancocho de Tigre que se hizo bien temprano.
A las 11:35 de la noche se sintió el segundo apagón, uno que puso en peligro la continuidad del partido. A las 12:20 se reanudó el choque y a las 12:34 se completó la paliza mamey a los azules.
ópinión del experto
“Águilas han dado clara muestra de superioridad”
Por segunda noche seguida las Águilas han dado una clara muestra de superioridad ante los añiles gracias a una sólida ofensiva.
Esto tiene un gran peso porque a base de bateo, el cual es su fuerte, han podido poner la serie 2-0 y bajar un poco la moral azul.
La labor de Edwin Encarnación no tiene precedentes. Lleva seis jonrones en las últimas dos finales y ha remolcado 17.
Para Licey recuperarse deberá apelar a mejores actuaciones de sus abridores, quienes no han podido sacar ni un out en la serie. Si pueden corregir eso y hacer ajustes en su bateo llevaran los partidos a su fuerte, que es el relevo.
Más récords para Polonia
Parece que los fuegos artificiales de inicio de juego contagiaron a los bateadores aguiluchos y en especial a Luis Polonia, que implantó varios marcas en la historia de las finales.
El “hombre de los cables” impuso un nuevo récord en dobles con 17, desplazando a Winston Llenas.
También le pasó a nada más y nada menos que a Miguel Diloné en anotadas 55 a 52. No es tarea sencilla llevarse en una noche a dos figuras como Llenas y Diloné.
Polonia es el único que ha participado en 16 finales.
Otro que marcha hacia los libros de récords es Edwin Encarnación, quien anoche se convirtió en apenas el cuarto hombre que remolca en cifras dobles en una final.
Alonso Perry, con el Licey, empujó 14 en 1951 y tiene el récord. En 1999-2000, Adrian Beltré con las Estrellas llevó a 11 al plato mientras que Pedro Guerrero, con los Leones en 1981-82, remolcó 10.
Miguel Tejada dió tres impar
El estelar de las Águilas, cargado de emotividad antes del comienzo, tuvo su aporte en la paliza del conjunto con tres imparables. El bate de Tejada ha estado caliente desde los últimos partidos del Todos contra Todos y los frutos se han dejado sentir en provecho de los amarillos.
E. Encarnación
Encarnación ha pegado tres jonrones y ha remolcado 10 carreras en losdos primeros partidos para dirigir el ataque de las Águilas.
El tercera base ha pegado de cuadrangular en la primera entrada de los primeros dos partidos y luce que ante el Licey se inspira al máximo.