En cada ser humano, la cuarta década de la vida trae consigo un inconfundible signo de envejecimiento ocular: la presbicia o pérdida progresiva de la capacidad del cristalino para acomodarse y enfocar objetos cercanos, ubicados entre unos 30 y 40 centímetros.
El cristalino es una lente biconvexa situada detrás del iris y delante del humor vítreo, la cual permite enfocar objetos situados a diferentes distancias.
Tenida hasta hace poco como condición incurable, parcialmente tratable con cirugía láser, lentes de contacto o gafas bifocales, la presbicia se convierte en cosa del pasado gracias a una nueva técnica quirúrgica mediante la cual se implanta un lente intraocular delante del o en lugar del cristalino.
“Se trata de un procedimiento para toda la vida. Mediante el implante del lente Restor, obtenemos un índice de éxito mayor al 95 por ciento en el tratamiento de la presbicia”, explica el cirujano refractivo Rafael Féliz, de la Fundación Centro Láser.
Los síntomas de la presbicia son la necesidad de alejar los textos de los ojos para poder leer, visión borrosa al levantar la mirada después de haber estado leyendo de cerca por largo rato, fatiga o cansancio visual, mejora de la vista a mayor iluminación y dolor de cabeza al leer durante largo tiempo.
Una noticia importante es que el fabricante redujo en un 50 por ciento su precio con relación al mercado estadounidense, en una oferta especial ajustada a la realidad latinoamericana.
“El implante del Restor es más barato en República Dominicana que en Estados Unidos, a pesar de que utilizamos la misma tecnología informática y los mismos equipos de ultrasonido”, asegura Féliz.
“Los pacientes no sólo pueden eliminar el uso de anteojos, sino ver muy bien de cerca y de lejos con el Restor, pues se trata de un lente intraocular seudoacomodativo y multifocal que, tras un período de uno o dos meses de adaptación por parte del cerebro, llega a manejarse como si siempre hubiese estado ahí”, añade.
Otra de las ventajas del Restor, indica el cirujano refractivo de Centro Láser, es que está hecho de un material acrílico muy bien tolerado: “En mi experiencia, nunca hemos tenido que explantar un lente intraocular por rechazo del organismo de un paciente”.
Féliz sostiene que el Restor beneficia, además de los pacientes con presbicia, a quienes tienen el cristalino dañado por catarata y a aquellas personas que presentan ambas condiciones, quienes deben ser sometidas a una minuciosa evaluación de sus problemas de visión.