El arzobispo de Santiago, Ramón de la Rosa y Carpio, y los obispos de las diócesis de La Vega, Rafael Camilo, y de San Francisco de Macorís, Jesús María de Jesús Moya, plantearon la necesidad de que a cientos de familias que resultaron afectadas por las tormentas Noel y Olga se les auxilie por completo y sean reparadas sus viviendas destruidas por las inundaciones.
Aunque no tiene un reporte actualizado de la situación de Santiago por las inundaciones del río Yaque del Norte, De la Rosa y Carpio recordó que más de 1,000 viviendas resultaron destruidas con el suceso del 12 de diciembre pasado.
En tanto, De Jesús Moya manifestó que cientos de casas del Bajo Yuna continúan deterioradas. En las primeras semanas de las inundaciones hubo una muestra de solidaridad por parte de las autoridades y del mismo pueblo, pero hay cierto distanciamiento, dijo el religioso.
Se sigue con el mismo problema, indicó, y el temor de que se registre un temporal de lluvias en mayo próximo que degenere en inundaciones. Monseñor Camilo expresó que desea que todo concluya de manera positiva para el bien del pueblo, en particular la región de La Vega, donde muchas familias resultaron afectadas por las crecidas del río Camú. “Esperamos que así sea, con la ayuda de Dios y la buena voluntad humana”, agregó.
Dijo que Cáritas de La Vega tiene un reporte de la situación, y que muchos de los daños fueron reportados por las parroquias del Ranchito y Caballero.
En el Bajo Yuna realizan un estudio sobre las inundaciones, y al término harán una propuesta formal al presidente Leonel Fernández, la cual incluirá las necesidades de construcción de nuevas presas que regulen las crecidas de los ríos Yuna y Camú.
Regular aguasLas aguas del río Yuna se pueden regular con una presa, dijo monseñor De Jesús Moya, tras exponer la necesidad de represar el río Camú, que le envía el 53% de las grandes crecientes al Yuna. Se necesita, también, otra presa luego de la de Hatillo, en Cotuí.
Dijo estar consciente de que problemas como los generados por las tormentas, ameritan de muchas inversiones para su solución. “Pero, claro, cuando se van distanciando, que ya la gente ve como si estuviera distraída...”, dijo al comparar la situación actual con las muestras de solidaridad iniciales.
“Muchas familias regresaron a sus casas, se les mejoró algo. El pueblo ha demostrado mucha solidaridad con los damnificados, pero quedan muchos problemas aún”, insistió.
SantiagoEn Santiago, dijo el arzobispo De la Rosa y Carpio, más de 1,000 familias quedaron sin casas, aunque no está actualizado sobre el ritmo de los trabajos para resolver la problemática.
“Son mil casas, y eso no se hace de la noche a la mañana”, manifestó. A través de la organización que fundaron, Santiago Solidario, dan seguimiento a toda la situación y precisó que se reúnen periódicamente.
Valoró de positivo que las autoridades locales como la Gobernación, Sindicatura, Senaduría, Policía, Ejército, Cuerpo de Bomberos “han puesto de su parte” tanto en la prevención como en dar respuesta según los recursos que reciben. “En todas esas áreas algo se ha hecho”, dijo.
Las autoridades de la Procuraduría General rehabilitaron los centros de Corrección y Rehabilitación Rafey Hombres y Mujeres.
Indicó que como iglesia hicieron un reporte de las casas destruidas. Entre las parroquias que hicieron esos reportes figuran la San Pío X, Rafey, Cristo Rey.
“Pienso que se hizo un plan y hay que darle seguimiento a ese plan. No sólo fueron afectadas las familias, también resultaron afectados pequeños negocios, grandes empresas, cultivos y el acueducto”, dijo De la Rosa y Carpio.
Trabajan en una propuesta de ley para que Santiago participe en el manejo de la presa de Tavera. En coordinación con la Secretaría de Medio Ambiente llevan trabajos de orientación en las zonas de alto riesgo del Yaque del Norte y en varios arroyos.
Monseñor De Jesús Moya informó que en coordinación con la Universidad Católica Nordestana iniciaron un estudio para determinar las recomendaciones para la solución definitiva del problema de las inundaciones en el Bajo Yuna.
Para su concretización, dijo, tendrían que intervenir el Estado, así como diversas organizaciones nacionales e internacionales.
“No podemos estar sujetos a que cada vez que viene una tormenta o una inundación se pierdan las cosechas, viviendas o se ahoguen gente”, expresó.
Este estudio abarcaría las zonas que más se inundan como son Hostos, Villa Riva, Arenoso, La Reforma, tradicionalmente dedicadas al cultivo de arroz.
Para patrocinar el estudio ya han obtenido fondos económicos de bancos comerciales, instituciones locales, empresarios. Cuentan con el apoyo de Cárita Diocesana y del Obispado.
La unidad de Investigación de la Universidad Nordestana desarrolla al mismo tiempo talleres de orientación dirigido a los residentes en esas zonas de riesgos.