Durante la ceremonia de instalación de la Mesa de Diálogo entre representantes del Presidente José Manuel Zelaya Rosales y del Gobierno de facto en Honduras, realizada en el Salón Madrid del Hotel Clarión en Tegucigalpa, el Secretario General afirmó que “todos precisamos el diálogo para sanar las divisiones, evitar que los hondureños y las hondureñas sigan pagando las consecuencias de lo ocurrido”.
Este diálogo, manifestó, permitirá retornar a la “institucionalidad democrática que imperaba con anterioridad, garantizar a todos que las elecciones del 29 de noviembre serán verdaderamente la libre expresión de la voluntad ciudadana y el camino a través del cual se encauzará el proceso político democrático y terminar con sanciones que nunca hubiéramos querido imponer”.
El titular del máximo organismo hemisférico sostuvo que en el proceso de diálogo iniciado en la fecha deben considerarse todos los puntos planteados hace más de dos meses en la propuesta denominada Acuerdo de San José.
Dicho acuerdo, añadió, es claro en cinco aspectos: el restablecimiento del Presidente Zelaya en el poder; la formación de un gobierno de unidad nacional; la garantía de que no existirán nuevas iniciativas de reforma constitucional durante el resto del periodo; la amnistía de los delitos políticos que se pudieron haber cometido; así como los mecanismos de supervisión internacional para asegurar el cumplimiento de lo acordado.
Posteriormente, consideró “indispensable cumplir determinados requisitos políticos y de procedimiento”, entre los que destacó: el restablecimiento y la permanencia de las garantías constitucionales; la restitución de los medios de prensa interrumpidos; las garantías de las condiciones de vida al Presidente Zelaya; el otorgamiento de facultades a las partes para adoptar acuerdos vinculantes; el compromiso de evitar manifestaciones disruptivas del orden público; la elaboración de una agenda con disposición a discutir todos los temas; y la fijación de plazos claros y breves para el logro de acuerdos.
“Nada de eso debería tomar demasiado tiempo, si existe por sobre todas las cosas, una real voluntad política para alcanzar los acuerdos. Podemos y queremos ayudar en eso, pero no podemos ni queremos sustituir el esfuerzo de quienes integran este país”, apuntó el Secretario General.
Finalmente, animó “a los que asumen la responsabilidad de este diálogo, a enfrentarlo sin intenciones ocultas, con buena voluntad, a sacrificar legítimos intereses, dejar de lado prejuicios y temores y ser generosos por la grandeza de su patria”.
La Delegación de la OEA que asistió a la ceremonia estuvo integrada, además del Secretario General, por los Cancilleres de Costa Rica, Bruno Stagno; de Ecuador, Fander Falconí; de El Salvador, Hugo Martínez; de Guatemala, Haroldo Rodas, y de México, Patricia Espinosa; los Ministros de Estado para Relaciones Exteriores de Canadá, Peter Kent; y de Jamaica (CARICOM), Ronald Robinson.
TAmbién el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos, Thomas Shannon; los viceministros de Relaciones Exteriores de Panamá, Melitón Arrocha, y de República Dominicana, José Manuel Trullols; el Secretario de Estado para Iberoamérica de España, Juan Pablo de Laiglesia; y los representantes permanentes ante la OEA de Argentina, Rodolfo Gil, y Brasil, Ruy Casaes.
Además, acompañó a la Misión el Secretario General Adjunto para Asuntos Políticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Óscar Fernández Taranco.
Además, acompañó a la Misión el Secretario General Adjunto para Asuntos Políticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Óscar Fernández Taranco.